Soren Kierkegaard


Soren Kierkegaard

5 de mayo de 1813 – 11 de noviembre de 1855


  Reconocido filósofo danés, nace en Copenhague; perteneciente a una numerosa familia, siendo el menor de siete hermanos e hijo de And Lund y Michael Pedersen. Cursa los estudios básicos en la escuela pública y posteriormente en 1830, comienza su formación académica en la Facultad de Teología en la Universidad de Copenhague. Su formación e ideales, se ven directamente influenciados por su padre, pues es por su iniciativa que comienza a formarse como pastor; sin embargo no era el deseo real de Kierkegaard, quien tenía otros intereses. Entre sus obras más importantes resaltan: Migajas filosóficas, Etapas del camino de la vida, El concepto de la Angustia y La enfermedad mortal.
            
  De todos sus aportes, el de mayor reconocimiento es “O lo uno o lo otro”, en esta describe dos estadios. El primero es el estadio estético es una persona que vive para sí misma en busca del placer del momento, a su vez de la necesidad de responder a sus deseos mediante los impulsos, de disfrutar la belleza de la vida. A causa le gusta la novedad, llegan a aburrirse fácilmente de lo repetitivo; viven de la imagen que muestran y de los diversos protocolos de relacionamiento. El individuo estético busca sobre todas las cosas el placer, abandona cualquier posibilidad de estabilidad por lo atractivo y novedoso; aunque vivir el momento placentero puede generar más adelante la añoranza del pasado. Kierkegaard lo define textualmente como “gozar la vida”, el sacrificio para estos no es una opción, lo fácil sí. El placer del esteta es superficial y en la búsqueda del mismo se desvía del camino, toman en cuenta la inmediatez de la situación, el capricho puede más que el resultado.
            
  Lógicamente las situaciones no siempre están dadas para el gusto a plena disposición, cuando el placer es inalcanzable la persona estética busca cualquier medio para conseguir lo deseado; mentir o hacer trampa por ejemplo. Igualmente no guarda nada en su esencia, es solo un cúmulo de comentarios de terceros. Huir de la responsabilidad es la vía más cercana empleada por un esteta y lo hace mediante la práctica de sus talentos persuasivos, para poner a otro en lugar de él y su dedicación hacia un objetivo se mide en el resultado placentero. Este primer estadio es el hombre inmaduro, de cualidades atrayentes solo para sí mismo, tan inestable como un adolescente, arrasado por impulsos absurdos y cambiantes.


            
  La melancolía es la consecuencia de la falta de estabilidad en la vida de un individuo estético, andar sin caminos conlleva al desequilibrio; choque con la realidad. El sentimiento melancólico no tiene explicación, es el más grande vacío de la renuncia a oportunidades importantes, abandonados porque implican sacrificio. El nombre “O lo uno o lo otro” es la clara declaración del deber de decisión y no andar por la vida disperso o entregado a deseos inconclusos, puede ser también una solución para este tipo de individuos, lograr autonomía mediante la elección concreta de un asunto; el cambio de su vida hacia un nuevo hombre ético.
            
  El segundo estadio kierkegaardiano es el ético, se diferencia el yo real del ideal, destacando que el primero como su nombre lo dice es el que existe en la persona; el segundo es lo que se desea llegar a ser por medio de normas sociales impuestas. Las responsabilidades familiares, laborales, es decir el hombre universal; los deberes básicos de todo individuo para poder desarrollarse en sociedad. La definición de ético es el compromiso pleno con la transparencia del deber cumplido, el logro de las metas será el resultado de persistir en la responsabilidad adquirida. El individuo ético tiene deseos y talento al igual que el esteta, sin embargo es un constante buscador del equilibrio interior, solo así encuentra tranquilidad y alcanza sus ideales. La voluntad consciente de la ética es la libertad humana del desarrollo, tiene responsabilidades, pero puede elegir cuales serán esas obligaciones y es sincero interiormente para no dejarse engañar de las atracciones. La evolución entre el esteta y el ético es radical, repentina y peligrosa, se da por la toma de decisión. El poder de elección, donde aquello que nos definirá solo depende de nosotros, surge la angustia en cómo actuar; la disposición del cambio deber ser profunda, interna, para ser real.
            
   El hombre ético es guiado por la consciencia, no por la máscara del engaño. Reflexiona y actúa, es un ciclo permanente de la esencia de ser, junto con la libertad de elección. En este sentido es la autorrealización plena de la persona, así consigue defenderse de trabas interiores y exteriores, único camino para la independencia. Todo individuo ético necesita un proyecto, algo a lo que entregarse, crecer y triunfar; no es impuesto es adquirido en la preocupación de tener significancia en el espacio de desarrollo. Ese plan de vida deber ser vocacional, es diferente el talento que suele ser egoísta; este último se basa en la capacidad de hacer algo más no en el gusto o identidad de realizarlo. La vocación está intrínseca en cada persona, lo acompaña en la espera por ser descubierta, para ser trabajada de la mejor forma posible en satisfacción personal y hacer su obra de vida. El deber en el individuo ético es el goce por cumplir lo que le gusta, por eso no siente transgredida su libertad. El ético es firme y confiado en su accionar aunado a la crítica interna de sus actos, su vocación por muy común que sea la considera necesaria; además identifica responsabilidades en cualquier lugar, busca ser la mejor versión de sí mismo no la de otros modelos, ese es su principal motor de vida.

   El último de los estadios es el religioso, lo presenta en su obra Estudios en el camino de la vida en 1845. El individuo ya es ético, responsable, comprometido con un proyecto, maneja las riendas de su vida, pero reconoce su pasado de errores. Asimismo quiere lograr una mayor trascendencia ante las imperfecciones de la vida, la renuncia por el bien; entre lo ético y religioso hay igualmente otra coyuntura. La renuncia por la fe, no es de un simple ser humano, es una persona con un espacio más allá del terrenal, aunque impalpable y desconocido. El fin religioso es mucho mayor a la armonía o seguridad de las labores, es el entendimiento con Dios; no obstante puede ser incomprensible e inaceptable para otro gran grupo, ajeno a la existencia de un Dios todopoderoso. Por el infinito de pruebas superiores y constantes a las que enfrentarse, más allá de un compromiso vocacional, en ese momento puede perderse la estabilidad, es la trasformación del ético al religioso.

  El camino religioso llega a ser difícil, pesado y la persona puede arrepentirse ante tantos avatares de dificultades, sin embargo se conoce profundamente, tiene experiencias inexplicables para  la comprensión del común. Da un paso más adelante en comparación al raciocinio del ético, porque se vive en la duda, en la entrega de no saber qué sucederá. Tiene un fin absoluto, los obstáculos son meros tropiezos frente al gran objetivo infinito de la existencia. Cuando está de por medio el traspaso ético-religioso se presenta la angustia; renunciar a la seguridad por la recompensa eterna. Su libertad es dada por Dios en la relación con sus iguales y guiada por su voz interior, la persona religiosa es auténtica, sincera en sus acciones porque no son formalidades humanas, actúa por medio de la sensibilidad hacia los demás.

  Finalmente, gran parte de la obra del filósofo es inspirada por la relación fracasada con su prometida, Regina Olsen; es el motivo de la melancolía, angustia y desesperación, muy marcado en cada uno de sus obras. Específicamente el carácter existencialista del mismo, le valió el reconocimiento no solo como filósofo, sino por poeta, psicólogo y crítico literario; así como la consideración de ser padre del existencialismo. Además de ser un claro oposicionista a Hegel y Sócrates. Fallece en su natal Dinamarca en 1855 y como resultado a su compleja y amplia manera de pensar marca el pensamiento contemporáneo.






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