Leibniz y La Teodicea

                                                                
Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) puede ser considerado como un erudito universal: diplomático, jurista, historiador, matemático, físico y filósofo en una sola persona.
Una parte esencial de la filosofía de Leibniz es la solución que ofrece a diversos problemas metafísicos mediante el concepto de mónada. La sustancia, al contrario que Descartes, no puede ser extensa, pues entonces sería divisible. De ahí que el criterio de la sustancia sea su acción, su fuerza. Leibniz denomina mónadas a esos puntos de fuerza. "Las mónadas son por tanto, los verdaderos átomos de la naturaleza, y en una palabra, los elementos de las cosas".

Estas sustancias elementales muestran las siguientes características:

- No tienen forma, pues ello implicaría su divisibilidad.
- En tanto que sustancias, no tienen ni comienzo ni fin.
- Son individuales: ninguna mónada es idéntica a otra.
- En tanto que seres independientes no tienen ventanas. Ninguna sustancia o determinación puede obrar saliendo de ellas o entrando en ellas.
                             
La Teodicea de Leibniz:
La Teodicea surge como una reflexión que intenta explicar todo eso y “ajustar” lo que parecen contradicciones respecto a la naturaleza de Dios. De ahí el propio nombre de Teodicea, que significa “justificación racional de Dios”. El término se remonta a Leibniz, que en 1710 publicó una obra titulada "Essais de Theodicée sur la bontée de Dieu, la liberté de l'homme et l'origine du mal".

A partir de ahí la palabra “teodicea” se utiliza para denominar cualquier investigación cuyo fin es explicar la existencia del mal dejando a salvo y justificando la bondad divina. Leibniz aboga por la idea de que éste es el mejor de los mundos posibles y que Dios, en su bondad, creó justamente el mejor de los mundos posibles, el propio mundo sería una prueba de la bondad divina.

Hay que decir que hay dos conceptos de Teodicea, aquí se trata de la tradicional que enfoca el problema de Dios desde el concreto punto de vista del problema del mal, otro enfoque, que aquí no se aborda es el de Teodicea en cuanto teología natural, que se extiende más allá de esa puntual cuestión y trata de aspectos más generales como la posibilidad del conocimiento de Dios, los argumentos a favor de su existencia, sus características y diferentes atributos de la divinidad.

Leibniz propuso el término teodicea como defensa y justificación de la teología de manera racional y escribió sobre el motivo de existencia del mal, ya que si, como dice Epicúreo siglos antes de Cristo, Dios es bueno y todo poderoso no debería existir. Las respuestas posibles son 3:

La atea, según la cual la presencia del mal es tan evidente, tan cruda que implica la negación de Dios.

Niega la existencia del mal, ya sea como lo negativo que resalta el bien, la luz y montaña (como sombra del cuadro). O como hacer posible el mal (no hay mal que por bien no venga).

El mal como misterio como vagancia intelectual ya que la razón tiene límites pero no es precisamente este. O el caso del ciego de nacimiento que no extraña lo que nunca tuvo (ausencia de un bien debido), entonces no es mal
.

Plantea la existencia de Dios y del mal. Porque si niego la existencia de uno de los dos negaría el problema, se debe plantear el problema aunque parezca absurdo.

                      
Igualmente, La teodicea es una rama de la filosofía cuyo objetivo es la demostración racional de la existencia de Dios mediante razonamientos, así como la descripción análoga de su naturaleza y atributos. Etimológicamente hablando, Teodicea es "justificación de Dios", y por tanto se enmarca en el ámbito más amplio de la Teología natural, aunque a menudo estos dos términos se toman como sinónimos.

Por último, La teología natural, también llamada teología racional, es el método de encontrar evidencia de Dios sin recurrir a ninguna revelación sobrenatural. Se distingue, así, de la teología revelada, basada en las Escrituras o en experiencias religiosas (cosmogonía).

1 comentario:

  1. Deben corregir que Leibniz es parte de la Modernidad... no del renacimiento.

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